Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

miércoles, 17 de mayo de 2017

Y DALE CON LA "NACIÓN"

Vaya por delante que yo con eso de la “nación” o “naciones”, no tengo nada que ver. Me parece una emoción interesada. Creo en los “Estados”, y nada en las “Naciones”, que son un invento romántico/burgués de finales del siglo XVIII (la “Nation” francesa data de la República, antes no existía). Soy un fervoroso partidario de los Estados postnacionales. De un Estado federal europeo. François Mitterrand repetía aquello de “le nationalisme, c’est la guerre”. Ya sé que la identidad colectiva es algo muy importante para algunos, especialmente en tiempos convulsos, de futuro incierto. Pero las identidades no nacen, se hacen. No son innatas, son el producto de una construcción social. Algo muy difícil de contradecir desde el razonamiento, porque se sitúa fuera del campo de la razón, en el de las emociones. Pero dicho esto…
Apreciado compañero Patxi López, tampoco tú sabes lo que es una Nación, porque no lo sabe nadie. Y apreciada compañera Susana Díaz, mucho tiempo para leer no debes tener, pues de lo contrario, no le habrías echado en cara a Pedro, ser el primero en hablar de “nación de naciones”.
El supuesto concepto de “nación” es una simple emoción, aunque eso sí es. Como tal “concepto” es algo indefinido. O definido sin cesar, en función de intereses escondidos. Pues “definir” – dice Sartori - es, en primer lugar, delimitar, asignar fronteras. Un concepto indefinido es un concepto “sin final”, que no sabemos cuando es aplicable y cuando no, que incluye y que excluye.
Ya he escrito algunas veces como Renan, en pleno auge de los nacionalismos 1882, planteó un intento de definir “nación”. Y tras descartar que sus fundamentos pudieran ser los de la raza, legua, religión o historia, si habló de un elemento “subjetivo”, por emocional: la “voluntad” de estar juntos de un grupo humano, que se reconoce como tal, generalmente agrupado en un territorio, que cree tener elementos diferenciales, en general una lengua, para seguir siendo “lo que son”. Y añadió su conocida idea de “un plebiscito cotidiano”. Puntualizando que las naciones no son eternas, que comenzaron un día, y otro terminarán. Teoría que contradice lo que antes se pensaba sobre las naciones, aquello de que son una realidad inmutable.
Pero pasemos a la expresión de “nación de naciones”. Que no, Susana, no se la ha inventado Pedro. La utilizó por primera vez – como bien nos recuerda Borrell en su último libro – Walt Whitman para aplicarla a EE. UU. Y la retomó en 1957 el compañero Anselmo Carretero (al que tuve el honor de conocer en persona): “La nación española, nación de naciones o comunidad de pueblos, es el resultado de un largo y doloroso proceso histórico, en el que han tomado parte todos ellos”. Felipe González, en un artículo publicado con Carmen Chacón (El País 26 Julio del 2010) decía: “La concepción de España, como nación de naciones, nos fortalece a todos”. Y como también añade Pepe Borrell, Gregorio Peces-Barba, ponente constitucional del PSOE en 1977/78, dijo: “Acepté desde el principio, que el término nacionalidad es sinónimo de nación y que, en este sentido, España es una nación de naciones”. Pero apostillando: “No hay más que una nación soberana que es España, que es además el poder constituyente”.
Como Pepe, sé muy bien que esto va de política, no de ciencia, ni teoría. Y en ese campo, el de la política, el concepto de realidad plurinacional del Estado, puede ser una buena vía, para desarrollar el Artículo 2 de la Constitución, y dar satisfacción a las demandas de reconocimiento, de una parte de la sociedad catalana, sin que por ello troceemos la soberanía del pueblo español.
Todos, o al menos muchos, sabemos que el problema son las consecuencias jurídico-políticas, que se derivan del término “nación”. Para los independentistas, es el primer paso para construir un Estado; pero en el planteamiento que hace Pedro, que coincide con el del PSC, no identifica nación con soberanía política.
Se preguntaba Miquel Iceta en su libro “La Tercera Vía”: ¿Cataluña es un sujeto político? Y se respondía que sí, pero no es un sujeto político soberano. Ni tiene el derecho a la autodeterminación, porque no es una colonia, ni está ocupada militarmente, ni se niegan los derechos de las minorías nacionales, que son los únicos casos para los cuales la ONU reconoce ese derecho, a pesar que los independentistas no quieran enterarse.
Este planteamiento de realidad nacional, no va a satisfacer a los independentistas, ya lo sabemos. Pero sí podría servir para satisfacer el deseo de reconocimiento de su identidad, que tienen muchos catalanes sin ser independentistas, o que podrían dejar de serlo.
De manera que no, Sánchez no pretende romper España. Más bien, opino, los que están contribuyendo a agrandar las grietas, que amenazan nuestra estabilidad territorial, son los casposos de la “España una, grande y libre”. El proyecto de la candidatura de Pedro es 100% constitucionalista. De manera que ¿a que viene ahora tanto revuelo?
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 16 de Mayo del 2017.


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