<Cuando nuestras mentes se simplifican, mientras
el mundo se hace más complejo, aparece el hombre
pospensamiento, fortalecido en su sentido del ver, atrapado ante la
comunicación perenne, balbuceante ante cualquier alternativa racional>.
Rubén Amón escribe que el “Brexit” o la victoria de Trump, serían dos “posverdades”, en la medida en que una y otra noticia, han sobrepasado cualquier expectativa ortodoxa o racional, reflejando por añadidura la miopía de la clase política en sus iniciativas plebiscitarias, o el escaso predicamento de los medios informativos convencionales, en sus esfuerzos de sensatez editorial.
Que duda cabe que es “verdad” que Trump ha ganado las elecciones. Pero es también una “posverdad” o “metaverdad”, porque no se hubiera producido sin las variables de la emoción, de la creencia, o de la superstición.
Se vota tanto más hoy con las vísceras y el instinto, que con la razón o la lógica, de tal forma que, el mencionado diccionario, ha considerado necesario acuñar un nuevo término a medida. El neologismo parece provenir de un editorial en “The Economist” que insinuó el desenlace de las elecciones americanas, a propósito de la emoción. “Donald Trump es el máximo exponente de la política “pos-verdad”, una confianza en afirmaciones que se “sienten verdad”, pero no se apoyan en la realidad”. El uso regular del término, proviene de un libro que el sociólogo norteamericano Ralph Keyes, publicó en 2004: “Post-truth”. Como sigue explicando Amón, se refería a las apelaciones a la emoción, y a las prolongaciones sentimentales de la realidad, si bien fue un colega y compatriota suyo, Eric Alterman, quien revisitó la idea en términos políticos, tomando como ejemplo la manipulación llevada a efecto por la Administración Bush, a raíz del 11-S, confirmando como una sociedad en situación de psicosis, iba a resultar mucho más sensible a la inoculación de “posverdades”.
La “posverdad”, por tanto, puede ser una mentira asumida como verdad, o incluso una mentira asumida como tal, como mentira, pero reforzada como creencia, o como hecho compartido en una sociedad. Pero la diferencia, ahora, consiste en que el Diccionario Oxford, no sitúa la “posverdad” como un arma a disposición de la clase política dominante, sino como un poderosísimo y descontrolado recurso de los súbditos. Trump y el “Brexit” serían expresiones inequívocas, de rebelión ante el sentido común.
Así que ¡al loro!
Palma. Ca’n Pastilla a 17 de Noviembre del 2016.
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