Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

lunes, 18 de junio de 2018

UNA OPORTUNIDAD LUMINOSA

Encantados, fascinados andamos muchos con Pedro Sánchez, su Gobierno y las primeras medidas tomadas. Pero personalmente hay algo, más de fondo, que me tiene feliz en las últimas semanas: la constatación de la firmeza de nuestro Estado de derecho. En los momentos en que la legión de cenizos y desencantados, que siempre pululan en nuestra sociedad, auguraban las diez plagas de Egipto sobre España, va el país y demuestra, de nuevo, ser más fuerte y democrático de lo que ellos creían y/o deseaban. Como escribía Carlos Yárnoz, la Constitución, el Congreso, la Justicia, el Estado y la sociedad toda, han funcionado como un reloj, para sacarnos del atolladero en un tiempo récord. Para empezar, España acaba de derribar un mito vergonzoso: el de que la corrupción no tiene coste. Y para continuar, ha reafirmado que la democracia y la política funcionan. Herido de muerte el Gobierno del PP por la sentencia de la Gürtel, la solución política parecía sino inviable, muy laboriosa. Y sin embargo, con algo tan sencillo como aplicar las normas de la Constitución, de la noche a la mañana España tiene un nuevo Gobierno. Siete gobiernos en cuarenta años de democracia, todo un récord de estabilidad, que muy pocos países pueden exhibir.
Consejo de MinistrAs
Escribe Jordi Gracia, que la moción de censura ha sido un asalto al poder en toda regla, regla democrática, pero tan inesperada como racionalmente explicable. La sentencia de la Audiencia, sólo la primera por el caso Gürtel, fue contundente. El PP, una vez más, prefirió mirar hacia otra parte y desmentir, tanto su responsabilidad penal como política. De esta manía de juntar los dos tipos de responsabilidad, la jurídica con la política, no somos inocentes los del PSOE, pues fue Alfonso Guerra, el primero que las vinculó. Pretender que las urnas lavan a los partidos de sus pecados de corrupción, o descalificar a los jueces cuando sus sentencias no convienen, no es propio de partidos que dicen defender el Estado de derecho, la división de poderes y, sobre todo, la democracia parlamentaria, frente a la democracia directa o plebiscitaria. Rajoy ha sido desalojado del poder por muchos motivos, pero especialmente por uno: negar la realidad y confiar en la eficacia de la posverdad. La mentira, en política, lleva dentro un riesgo letal. Muchos bulos pasan y circulan como verdades hasta que uno, demasiado grueso, demasiado increíble, desmorona el castillo entero, sin dejar piedra sobre piedra. Acaba de suceder.
Casi parece que el denostado régimen del 78 – decía Jordi Gracia – haya prestado un último e irónico servicio a la democracia. De sus reservas democráticas, que son aún tantas, ha salido un mecanismo constitucional que, paradójicamente, ha corregido los errores democráticos cometidos por los partidos de izquierda, en el frustrado acuerdo para desalojar a Rajoy hace dos años. Las condiciones son objetivamente nuevas, puede. Pero son francamente prometedoras, por encima de los peores augurios de provisionalidad, de insuficiencia, de precariedad política… Es una oportunidad de oro, luminosa me parece. Nacida del pragmatismo frío, el escarmiento largamente interiorizado, la prevención antiutópica, el reformismo inteligente, la convicción civil, y la audacia política de Pedro Sánchez y el PSOE.
La izquierda, como nos recuerda machaconamente la historia, se ha dejado robar tantas veces los valores de la sensatez y el pragmatismo, de la prevención cauta y del escepticismo activo (ese en el que tan ardientemente milito) que hemos acabado creyendo que esas virtudes políticas son de derechas. Pero no es verdad, o es una falsa verdad, una posverdad, difundida por la derecha, para neutralizar a la izquierda posible. La ciudadanía de izquierdas parece, se ha hecho consciente, en una sociedad educada y civilizada como la nuestra, de la efectividad del discurso plausible y antiutopista, ese que con tanta asiduidad vengo reclamando, de la viabilidad de algunas cosas y de la inviabilidad siempre frustrante y contradictoria de otras, como aquella, recordemos, de “asaltar los cielos”.
Moción de Censura
De todo lo que ha pasado estos últimos días, para mí la mayor alegría es constatar que la credibilidad del discurso de izquierdas, ha llegado de repente y con más serenidad, de lo que cabía esperar por la situación. Como una primavera leve – escribe Gracia – que no asalta cielo alguno, sino el poder real. El cambio de clima, espero arruine los locos proyectos del independentismo más desbocado, la impunidad política de la corrupción, y la radicalización del españolismo profundo. Veremos hasta que punto es efectiva la capacidad de intervención del nuevo gobierno, pero de momento la primera noticia importante, es la constatación de una renovación del lenguaje y de las prioridades.
Por poco que pueda hacer el nuevo ejecutivo, ese poco es mucho cuando la honradez reformista, garantiza la prioridad de los objetivos sociales. Es verdad que la oposición popular puede, ya lo está haciendo, volver a las andadas del resentimiento más corrosivo. Es verdad que el cambio de escenario, desarbola a mi parecer, la temeraria estrategia radicalizada de C’s, en esos últimos meses suyos de patriotismo casposo. Y es verdad también que hemos sido muchos, los que nunca hemos creído que la cuestión catalana, pudiera resolverse sólo con jueces en funciones políticas.
Se me tilda de excesivamente optimista ¡que le vamos a hacer! Pero el retorno de la Política me llena de alegría, lo contemplo con serenidad, como una oportunidad luminosa.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 15 de Junio del 2018.

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