La noción de intrahistoria de Unamuno se debe – creo yo - en gran parte, a la obra de Hegel, y al concepto romántico alemán de "Volksgeist". Aunque muchos investigadores, sugieren que Don Miguel pudiera haberse encontrado con este concepto, de un modo más indirecto y casual. Juaristi, por ejemplo, cree que Unamuno podría haber hallado ecos del historicismo romántico alemán y de la idea de "Volksgeist", en las novelas fueristas o foralistas que leyó en su juventud. Por su parte Inman Fox llama la atención, sobre el vínculo existente entre el concepto unamuniano de intrahistoria y la noción de “historia interna” – el análisis del funcionamiento interno de la historia, elemento común en la historiografía del siglo XIX – y puntualiza que durante décadas los krausistas y, en especial, Giner de los Ríos, habían sido los principales exponentes tanto de la “historia interna”, como de la idea romántica que mantiene que el carácter íntimo de un pueblo, sale a la luz a partir de su literatura, de su arte y de su lengua. Winfried Kreutzer sugiere, incluso, que Unamuno podría haber conocido la noción de “historia interna” – noción fundamental, bajo su punto de vista, en relación a su desarrollo de la idea de intrahistoria – por mediación de la obra de Pérez Galdós. Finalmente Adolfo Sotelo Vázquez afirma que las raíces de la idea de intrahistoria, pueden hallarse en Taine y en el krausismo (“tras el cual se halla el concepto herderiano romántico alemán de "Volksgeist”).
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Miguel de Unamuno |
Contrariamente a lo que piensan algunos investigadores, tales como Juaristi – escribe Roberts – estos valores y tradiciones intrahistóricos, acumulados en las profundidades del momento presente, no son estáticos, ni inmutables, ni tan siquiera se hallan separados de la superficie histórica, sino que, como explica Don Miguel: “la historia brota de la no historia… las olas son olas del mar quieto y eterno”. Unamuno hace hincapié, en la relación simbiótica que existe entre las esferas intrahistórica e histórica, teniendo en cuenta que las tradiciones y los valores intrahistóricos han sido, y continúan siendo, creados como resultado de los acontecimientos acaecidos en la esfera histórica, mientras que, por su parte, los eventos históricos se dejan influir o, cuando menos, a su parecer, a si debiera ser, por las tradiciones y valores que los sustentan. Tal y como afirma Unamuno “la tradición es la sustancia de la historia”, y “la historia es la forma de la tradición”. Esencialmente las profundidades intrahistóricas actúan como sustancia del momento histórico presente, y la conjunción de lo profundo y lo superficial, de la tradición y de la historia, forma lo que Unamuno denomina “el presente total intrahistórico”, es decir, un presente profundo donde el pasado y el futuro, la tradición y el progreso, terminan por unirse.
Pues bien, hoy dejando de lado a Unamuno y repasando notas antiguas, me he encontrado con otras alusiones, a este concepto de la dimensión interna de la historia.
Creo recordar que fue por allá por los años ochenta cuando Ulrich Beck (Słupsk, Pomerania, 15 de mayo de 1944 - 1 de enero de 2015, un sociólogo alemán, profesor de la Universidad de Munich y de la London School of Economics) nos invitó a cambiar de registro, para abordar los problemas que, a partir de entonces, debería resolver la política. Hechos cercanos e imperceptibles que trasforman la vida cotidiana, nos avisaba, debían afrontarse con una nueva perspectiva, que diese cuenta de los profundos desplazamientos que se producían en el mundo.
No hace mucho la politóloga Máriam Martínez Bascuñan, en El País, nos recordaba que Saskia Sassen (La Haya, Países Bajos, 1949 socióloga, escritora y profesora neerlandesa) decía que hay lógicas que cortan transversalmente, las divisiones académicas que empleamos con excesiva recurrencia, que hay un “nivel subterráneo” (abisal dijo Unamuno) donde se articulan dinámicas sistémicas globales, que unen lo que en la superficie parece desconectado. Son imposibles de percibir – añade – si contemplamos el mundo con viejos clichés.
Y por último, Alfonso Pinilla (historiador) en una entrevista también en El País, nos recordaba que los historiadores, solemos acudir a grandes categorías conceptuales, para explicar los procesos históricos. Y sin embargo, quizá porque no siempre disponemos de un sólido apoyo documental, ignoramos el papel clave que tiene la intrahistoria, ese conjunto de pequeñas teselas, de actitudes individuales, de actuaciones concretas, muchas veces procedentes de personas desconocidas por el gran público. Sin descenso a la intrahistoria, nos advertía, no hay comprensión real de lo que vemos, de los grandes hechos, siempre complejos, y muchas veces inesperados.
Pues eso.
Palma. Ca’n Pastilla a 14 de Julio del 2017.
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