Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

viernes, 5 de octubre de 2018

LA BÚSQUEDA - LA "QUESTE" - DEL GRIAL

Victoria Cirlot, catedrática de Filología Románica en la Universidad Pompeu Fabra, gran especialista en literatura artúrica (hija del poeta, crítico de arte y compositor Juan Eduardo Cirlot) acaba de publicar un nuevo e interesantísimo libro “Luces del grial”.
No soy en absoluto medievalista, si de algo sé un poco es de Historia Contemporánea. Pero de joven fui muy aficionado al ciclo artúrico, a las obras de Chrétien de Troyes, como es sabido el creador de la novela medieval, inspirada en la tradición celta y las leyendas bretonas (la que ha sido llamada la “matière de Bretagne”) y el primero que escribió sobre el “grial”. Y no digamos a las muchas películas sobre Arturo y sus “Caballeros de la Mesa Redonda”, me las vi todas. Especialmente esa joya de John Boorman, “Excalibur”, plena de hermosas imágenes, con música de Wagner (“Marcha fúnebre de Sigfrido”). En cambio – quizá porque hace tiempo que no leo novelas – no me han atraído las obras de Peter Berling. Sobre historia no me dicen nada las novelas históricas, prefiero ir directamente a las fuentes, a las publicaciones de los historiadores, pues con frecuencia son mucho más emocionantes que las novelas.
Victoria Cirlot
Recuerdo perfectamente, pues me impresionó mucho, aquella escena de “Excalibur” en la que un Perceval derrotado, junto al árbol donde están colgados los caballeros muertos, mientras sus armaduras se entrechocan, escucha una voz sobrenatural que le pregunta: ¿Qué es el grial? Y Victoria Cirlot nos explica que fue el mismo Boorman, quien supo explicar muy bien que es la “queste” (del latín “quaerere”) la búsqueda, la errancia en pos del objeto sagrado, la misión. Algo que a mí no deja de recordarme a la “llamada”, de la que nos habla Michael Ignatieff en su precioso libro “Fuego y cenizas”.
Pero a mi no me parece fácil contestar a esta pregunta de qué es el grial. No se nos dice en ninguna parte. Es un símbolo particularmente extraordinario. Su polivalencia es inmensa. Se podría decir que simboliza la búsqueda de lo imposible. El grial sería lo imposible mismo. Y lo que nos mantiene en su búsqueda. Nos advierte Cirlot que nunca se imaginó el grial como un objeto a conquistar, del que te pudieras apropiar. Es un símbolo. La búsqueda culmina con su visión, es una experiencia visionaria. Pero nadie se planteaba conquistarlo, eso fue cosa de Spielberg. La “queste” es buscarlo. Es una empresa de conocimiento. Y, en buena medida, de conocimiento a través del amor. A mi me recuerda mucho a Elizabeth Arthur, cuando afirma en “Más allá de la montaña”: “No vinimos para alcanzar la cumbre, para poder decir luego que lo habíamos hecho; para estar aquí y ahora, es por lo que hemos venido… Para así conocernos mejor y demostrar, al menos a nosotros mismos, que alcanzar las cumbres no es lo más importante, sino moverse hacia ellas”.
Eric Hobsbawm – el gran historiado marxista inglés – en su interesante autobiografía “Años interesantes”, cuenta como a finales de los años ochenta, un dramaturgo la de la Alemania Oriental (recordemos: la de régimen comunista) escribió una obra titulada “Los caballeros de la Tabla Redonda”, en la que dice: “¿Acaso el propio Lancelot ya no cree en el Grial? No lo sé – se responde – no puedo dar respuesta a esa pregunta. No, probablemente nunca encuentren el Grial ¿Pero no tiene razón el rey Arturo, cuando dice que lo importante no es el Grial, sino la búsqueda? Si abandonamos la búsqueda del Grial, nos abandonamos a nosotros mismos ¿Sólo a nosotros mismos? ¿Acaso la humanidad puede vivir sin los ideales de libertad y justicia, o sin aquello que le dedican su vida? ¿O acaso incluso, sin el recuerdo de los que así lo hicieron en el siglo XX?”
La queste del Saint Graal”, parte del ciclo conocido como el “Lancelot-Graal”, una “summa” del universo artúrico, se ha leído – nos dice Cirlot – como un manual de vida cristiana, pero si se observa con atención, como hacen Foucault y Sloterdijk, aparece como un ejercicio de cuidado de uno mismo, “cura sui”, técnicas para afrontar la vida, un verdaderos “training” de transformación, procedimientos físicos y mentales para enfrentarse a la vida y a la muerte. “Es el cuidado de tu interior. Mirarte por dentro, la atención a uno mismo. Con la muerte como punto culminante, el saber morir”. Escribí en su día: “Vivir con gallardía y saber morir, principio y final de ese “gran juego” que sería la vida. La propia supervivencia, la más básica de las necesidades, es la que tiene el precio más alto, y en consecuencia los gestos más grandes se relacionan con ese exquisito “savoir-mourir” que tan profundamente admiró Karen von Blixen-Finecke”. (Ver en mi Blog: https://senator42.blogspot.com/search/label/Isak%20Dinesen).
Todo ese ciclo del grial, de Arturo, de los caballeros, de la espada… parecen un conjunto de mitos, de leyendas, pero que contienen preguntas fundamentales sobre la existencia, que algunos intentaron contestar, no tanto a través de la filosofía, como con el relato y el mito. Pero en “Luces del grial”, Victoria Cirlot pretende que sea la filosofía moderna, especialmente Foucault, la que ilumine ciertos pasajes de la literatura artúrica.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 24 de Julio del 2018.


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