Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

viernes, 26 de junio de 2015

Las Sillas y el Poder, o el Poder de las Sillas

Hace un mes, justo después de las elecciones, comencé a escuchar afirmaciones como estas: “no se va a tratar de un reparto de cromos”, “lo importante es llegar a un acuerdo sobre el programa”, “no vamos a discutir por el reparto de sillas (o cadires, como decimos aquí)”… que me dejaron pensativo. A uno que lleva ya casi 73 años en política, pues nació dentro de ella (si de Ortega dijeron que había nacido sobre una rotativa, de mí podrían decir que me alumbraron sobre un relato político) y a quien los primeros vocablos que seguramente escuchó fueron los de República, Libertad, Democracia… afirmaciones como estas le sonaron un tanto demagógicas y/o hipócritas.
Ya he escrito sobre esto (véase: http://senator42.blogspot.com.es/search/label/Poder%20El). Porque vamos a ver, la Política va de Poder, de relaciones de poder. El Poder puede ser carismático o burocrático. Pero ambos son Poder. Una palabra, una idea, una filosofía pueden albergar en ellas cierto poder movilizador, si algún individuo o colectivo se reclama de ellas. Un programa de un partido político puede tener influencia en la ruta hacia el Poder, pero no Poder en sí mismo. Y menos en las sociedades actuales europeas, donde los márgenes de maniobra programáticos, no alcanzan una amplitud de realidad exagerada. ¿Qué Poder tendría hoy en Europa, un programa que prometiera establecer una dictadura? ¿Qué Poder está teniendo el programa de Syriza, en sus negociaciones con la U.E.? Hemos cedido, voluntariamente, amplios espacios de soberanía a la Unión. Y otros se nos cierran por la cruda realidad de la economía global, y el poder, democráticamente ilícito, de las grandes entidades financieras. Restan espacios de soberanía democrática, menos mal, en los que se puede actuar. Pero se puede actuar en ellos, no en virtud de un programa, si no mediante la voluntad férrea del ejerció del Poder.
En los cargos y en las sillas o cadires, si hay Poder. Y por eso los políticos curtidos, dedican un par de días a negociar el programa, y semanas al de reparto de las sillas. Una Silla es, como diría Errejón, un “núcleo irradiador” de Poder; desde su asiento fluye Poder. Y ocupando las sillas, se irradia la imagen del Poder que se ha alcanzado. Por eso me parece pelín demagógico, que políticos veteranos aparenten desdeñar las sillas. Algunos perseguirán la silla por puro ego personal, otros por la retribución económica, y otros porque tienen, desde que nacieron, alma de burócratas. Pero el buen político, el político honrado, busca la Silla porque desde ella podrá ejercer Poder, el poder de influir de manera importante, para que sus ideas se lleven a la práctica. Un partido político serio persigue el Gobierno, la Silla del Poder, desde la cual se pueden cambiar las cosas. Los demás se dedican a hacer estética, o a participar en juegos florales.

Lo de las Sillas no va de Casta, va de Poder.

Palma. Ca’n Pastilla a 25 de Junio del 2015.

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