Me equivoqué:
Al subestimar la capacidad y el apoyo ciudadano a Podemos. Ha obtenido mejores resultados de los que me esperaba ¡Enhorabuena! Ya me lo decían algunos buenos amigos, como Miquel Rayó: “Tranquí Emilio, y no los subvalores tanto”. Así ha sido, se han acercado mucho más de lo que pensaba al PSOE. De momento lo han hecho muy bien. Pero no porque sea un gran triunfo obtener 69 diputados la primera vez que se presentaban. Los socialistas obtuvimos 118 la primera vez en 1977. Era otra época se apresuraran a decirme algunos. Efectivamente eran otros tiempos muy diferentes. Y por eso, porque fue en 2011, cuando entraron los “tiempos nuevos”, tampoco se puede comparar los resultados de ayer del PSOE con los de ese año. Además los mismos números, se pueden contemplar desde diferentes perspectivas. El PSOE ha caído de 110 diputados a 90, cierto. Tanto como que el PSOE ha reducido ahora, la diferencia en escaños con el PP. En 2011 el PP nos sacó 76 escaños de ventaja, ayer sólo 33.
¿La "nueva generación"? |
Alguno puede estar tentado de apuntarme: también erraste al pronosticar que el PSOE ganaría las elecciones. Pues no, leerme o releerme bien. Muchas veces escribí lo de que el partido socialista no iba a desparecer ni a quedar marginado. Pero ni una vez, ni una, he escrito que el PSOE ganaría.
Acerté: En mi gran preocupación por la difícil “gobernanza”, a la que se iban a enfrentar la nuevas Cortes. Pues sí, conseguir conformar una mayoría, en ese arco iris en que se ha convertido el Congreso de los Diputados, va a ser un reto sólo apto para políticos de una altura considerable. La situación no es que sea negativa “per se”, podría llegar hasta ser positiva. Pero mucha, mucha cintura política y altura de miras por parte de todos, serán necesarias para que esta legislatura, no se convierta en la más breve de nuestra historia democrática.
Y pronostique muy acertadamente, que el PSOE no iba a desaparecer, ni iba a quedar marginado. Ahí está, se mire como se mire, como primera fuerza de la izquierda, después de haber sido ferozmente atacado por todos sus flancos, y minusvalorado, e incluso despreciado, por casi todos los medios de comunicación.
Pero mucho ojo: ¡la historia no acabó ayer! Es más, me parece que la nueva etapa histórica, el juego real de la “nueva política”, comienza hoy. Lo que ocurra en los próximos meses, va a ser más decisivo para nuestra historia, y para el futuro de los partidos políticos, que todo lo que ha pasado, que ha sido mucho, en el año que ahora vence. La campaña pude haber sido una especie de broma, frente a la difícil y larga pugna que se avecina, en la que se disparará con fuego real. Porque la política, lo he repetido mucho, no va de juegos florales. Se trata del poder, y con el mismo, pocas bromas. Al final acabará venciendo el más templado, el más listo, el más coherente y menos demagógico, el que sepa concitar en torno suyo, un proyecto de futuro posible e ilusionante.
Y respecto a mi partido de toda la vida, el PSOE, ni por asomo se me ocurriría recomendarle que haga autocrítica. Lo conozco como si lo hubiera parido, y por eso sé que la hará como siempre, a lo bestia. Los socialistas tenemos unas pulsiones anarquistas, que ya hubieran deseado para ellos en los años treinta, los amigos de la CNT-FAI. Bienvenida sea la autocrítica, pero ojo al nivel de la misma, no vayamos a echar por el desagüe al bebe con el agua sucia, no vayamos a destruir lo que hemos reformado en el último año y medio, no vayamos a destruir la casa, antes de construir el nuevo cobijo.
Pero si es cierto que muchas cosas nos las tenemos que hacer mirar. No podemos soñar con una nueva hegemonía, sin contar con las clases medias y trabajadoras de las grandes urbes. No podemos liderar el futuro, si un montón de jóvenes no están con nosotros. Y especialmente, nuestro futuro será muy obscuro, si no acabamos con esa endogamia que envenena algunas de nuestras federaciones, con esa especie de leninismo, de “centralismo democrático”, que utilizan los aparatos aún en muchas, en demasiadas, zonas de nuestra geografía. También habrá que ver como Podemos compagina ese leninismo, con un grupo parlamentario compartido con “En comú”, “Compromis”, Marea Anova… Pero ese es su problema. El nuestro es seguir renovando el partido: para que nos lideren los mejores entre los nuevos jóvenes; construir espacios de convergencia coherentes, con las fuerzas más renovadoras y modernas de las grandes ciudades; presentar un proyecto de futuro ilusionante, que vaya más allá de reconquistar los derechos y libertades, que ha recortado la derecha; presentar un modelo de sociedad más justo y atractivo a nivel europeo, pues es en Europa donde está el futuro, no en nacionalismos retardatarios y de campanario. En suma, un proyecto por el cual los mayores, podamos pensar que, ahora sí, ha llegado a los mandos de nuestra patria, una “nueva generación”.
Palma. Ca’n Pastilla a 21 de Diciembre del 2015.
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