Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

lunes, 19 de noviembre de 2018

SPINOZA. ACCIONES Y PASIONES

Desde jovencito, cuando comencé a circular por espacios en los que se debatía, con frecuencia apasionadamente (asambleas universitarias, consejos de administración en empresas privadas, asambleas locales y congresos en el PSOE…) empecé a darme cuenta que cuanto más el debate se acaloraba, más se llevaban el gato al agua, aquellos que mantenían la serenidad. Desde entonces me prometí aplicarme el cuento: controla tu pasión Emilio. Muchos de mis autores favoritos ¿lo serán por ello? han reflexionado sobre el tema de las pasiones. Y lo último profundo sobre ello, lo he encontrado en Spinoza.
Nuestros afectos se dividen en acciones y pasiones. Cuando un suceso tiene lugar en nuestra propia naturaleza, entonces se trata de un caso en el cual el espíritu está activo (acción). Pero cuando nos llega alguna cosa, cuya causa es exterior a nuestra naturaleza, entonces el espíritu permanece pasivo (pasión). Tanto cuando estamos en activo, como cuando permanecemos pasivos, se produce un cambio en nuestras capacidades mentales o físicas. Lo que Spinoza llama “un crecimiento o disminución de nuestra capacidad de actuar”. Este “conatus”, especie de inercia existencial, constituye la “esencia” de todo ser.
Deberíamos esforzarnos en liberarnos de las pasiones – o si eso no nos fuera posible – aprender, al menos, a moderarlas o restringirlas, convirtiéndonos en seres activos y autónomos. Si lo conseguimos, entonces seremos “libres”, en la medida en que todo lo que nos llegue, será resultado no de nuestra relación con las cosas que nos son exteriores, sino de nuestra propia naturaleza. Para lograrlo, necesitamos acrecentar nuestro conocimiento, nuestro tesoro de ideas adecuadas, y eliminar en la medida de lo posible, nuestras ideas inadecuadas. En otros términos, debemos liberarnos de nuestra dependencia respecto a los sentidos y a la imaginación, pues una vida de sentidos e imágenes, es una vida pasiva, conducida por los objetos que nos rodean. Y deberíamos confiar, tanto como nos sea posible, en nuestras facultades racionales.
Todas las emociones humanas, en tanto que pasiones, se dirigen hacia el exterior, hacia los objetos y su capacidad de afectarnos de una u otra manera. Movidos por nuestras pasiones y deseos, buscamos o rechazamos aquellos objetos que, creemos, nos provocan alegría o tristeza. Nuestras esperanzas y temores fluctúan, según consideremos que los objetos de nuestros deseos o aversiones, están alejados, próximos, son necesarios, posibles o improbables. Pero los objetos de nuestras pasiones, ojo, dado que nos son exteriores, escapan a nuestro control. Por ello, tanto más nos dejemos controlar por los mismos, más nos veremos sometidos a las pasiones, y menos nos sentiremos activos y libres. El resultado será una imagen más bien desoladora, de una vida absorbida por las pasiones, siempre persiguiendo los objetos cambiantes y efímeros, que las causan: “Nos movemos de muchas maneras empujados por causas exteriores – escribía Spinoza – y parecidos a las olas del mar empujadas por vientos contrarios, agitados, ignorando lo que nos espera y cual será nuestro destino”.
El título de la cuarta parte de la Ética, revela con una claridad perfecta, lo que opina Spinoza de una vida como la que acabamos de relatar: “De la Servidumbre del hombre, o de las Fuerzas de los Afectos”. En él nos explica que llama “Servidumbre” a la impotencia del hombre a la hora de gobernar y reducir sus afectos; sometido a los afectos, en efecto, el hombre no es dueño de sí mismo, sino de la fortuna, cuyo poder es tal, que muchas veces se ve obligado, aun conociendo lo mejor, a hacer lo peor. Es, agrega Spinoza, una especie de “enfermedad del alma”, un experimentar un amor excesivo, por una cosa “sometida a numerosos cambios, y que no podemos poseer por entero”.
Casa de Spinoza en Amsterdam
Existe una antigua solución para resolver esta dificultad. Como no podemos controlar los objetos que nos sentimos obligados a valorar y a dejarles influir sobre nuestro bienestar, deberíamos intentar controlar nuestras propias evaluaciones y minimizar de esta forma, el poder que los objetos exteriores y las pasiones, ejercen sobre nosotros. No podemos jamás evitar completamente los afectos pasivos, cosa que, por otra parte, no sería deseable en esta vida. Somos esencialmente parte de la naturaleza – opina Spinoza – y como tales no nos podemos jamás librar, de las series causales que nos ligan a las cosas exteriores. “Es imposible que el hombre no sea una parte de la Naturaleza”. De ello se devenga, que el hombre está siempre sometido a las pasiones, que sigue el orden común de la Naturaleza y lo obedece, y se adapta tanto como la naturaleza de las cosas le exigen. Pero a pesar de todo y a fin de cuentas, podemos contrarrestar las pasiones, controlarlas y librarnos en parte, de su dominio.
La vía que permite restringir y moderar los afectos, es la de la virtud. El “spinozismo” sería una suerte de egoísmo psicológico y ético. Todos los seres buscan, buscamos, naturalmente su propio beneficio – preservar su bienestar – y es justo que lo hagan. En ello consiste la virtud. Porque somos seres pensantes, dotados de inteligencia y razón, nuestra principal ventaja es el conocimiento. Nuestra virtud consiste entonces, en buscar el conocimiento y la comprensión de las ideas adecuadas. El mejor modelo de conocimiento, es el de la intuición puramente intelectual, de la esencia de las cosas. Este “tercer género de conocimiento” – más allá de la experiencia vaga y de la razón, los otros dos que considera Spinoza – contempla las cosas, no en su dimensión temporal, tampoco en su duración o en su relación a otras cosas particulares, sino bajo el aspecto de la eternidad, es decir, despojado de toda consideración de tiempo y de lugar. Bajo este tipo de conocimiento, las cosas son aprehendidas en su relación conceptual y causal con las esencias universales (pensamiento y extensión según Spinoza) y con la leyes eternas de la naturaleza.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 24 de Octubre del 2018.

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