Mucho se ha escrito e investigado, libros y libros, tesis doctorales y magistrales conferencias, sobre que es la Razón. Y a día de hoy, aún no estamos todos de acuerdo, al respecto.
Habermas considera que la razón es algo que sólo nos es dado a través del diálogo. La racionalidad reside en la organización, de una formación de la voluntad general no coaccionada, es decir, en el telos ('fin', 'objetivo' o 'propósito' en griego) de una intersubjetividad, exenta de toda coerción, de la comunicación.
En su obra “La teoría de la acción comunicativa”, el gran filósofo alemán nos explica que la idea de razón, haya su fundamento en la forma de reproducción, que caracteriza una especie animal dotada del lenguaje. En la medida en que efectuamos, de forma general, actos de lenguaje, nos vemos sometidos a los imperativos de la potencia sobre la que – bajo el venerable nombre de “razón” – nos gustaría basar la estructura de un discurso posible. En este sentido – añade Habermas – parece juicioso hablar de una relación inmanente a la verdad, que es inherente al proceso vital de la sociedad.
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Fiesta de la diosa Razón |
Pero no todo el mundo está de acuerdo en esto con Habermas. Por ejemplo Richard Rorty, el filósofo estadounidense, no cree que la razón comunicacional habermasiana, pueda ser considerada como un “don natural de los hombres”. Él la considera más bien como un “conjunto de prácticas sociales”. Pensar como Habermas, dice Rorty, que la razón es comunicacional y dialógica, sería remplazar la responsabilidad referida a otros seres humanos, por la responsabilidad con respecto a un criterio no humano.
Modestamente yo pienso, como otros tratadistas, que Habermas permanece fiel a la tradición filosófica que, literalmente, hace descansar sobre nosotros la idea de razón, en tanto que facultad humana vinculada, de una manera u otra, sobre la autentica realidad.
Pues eso.
Palma, Ca’n Pastilla a 16 de Febrero del 2019.
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