Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

sábado, 30 de abril de 2016

CUANDO LA TRIBULACIÓN ME ALCANZA...

Cuando la tribulación me alcanza; cuando la angustia está a punto de derrotar, a mí cada día más acendrado escepticismo; vuelven luminosas a mi mente, las palabras que el Emperador Adriano, vía la extraordinaria pluma de Marguerite Yourcenar, escribió en el ocaso de su vida:
“Me repetía que era vano esperar para Atenas y para Roma esa eternidad que no ha sido acordada a lo hombre ni a las cosas, y que los más sabios de entre nosotros niegan incluso a los dioses. Esas formas sapientes y complicadas de la vida, esas civilizaciones satisfechas de sus refinamientos del arte y la felicidad, esa libertad espiritual que se informa y que juzga, dependen de probabilidades tan innumerables como raras, de condiciones casi imposibles de reunir y cuya duración no cabe esperar. Destruiríamos a Simeón; Arriano sabría proteger a Armenia de las invasiones alanas. Pero otras hordas vendrían después, y otros falsos profetas… Cansado de nosotros el mundo se buscaría otros amos; lo que nos había parecido sensato resultaría insípido, y abominable lo que considerábamos hermoso… Veía volver los códigos salvajes, los dioses implacables, el despotismo incontestado de los príncipes bárbaros, el mundo fragmentado en naciones enemigas, eternamente inseguras… Nuestra época, cuyas insuficiencias y taras conocía quizá mejor que nadie, llegaría a ser considerada por contraste como una de las edades de oro de la humanidad…
El Emperador hispano-romano, Adriano
La vida es atroz, y lo sabemos. Pero precisamente porque espero poco de la condición humana, los periodos de felicidad, los progresos parciales, los esfuerzos de reanudación y de continuidad me parecen otros tantos prodigios, que casi compensan la inmensa acumulación de males, fracasos, incuria y error. Vendrán las catástrofes y las ruinas, el desorden triunfará, pero también, de tiempo en tiempo, el orden. La paz reinará otra vez entre dos periodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nuestros libros perecerán, nuestras estatuas mutiladas será rehechas, y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros frontones y nuestras cúpulas; algunos hombres pensarán, trabajarán y sentirán como nosotros… Si los bárbaros terminan por apoderarse del imperio del mundo, se verán obligados a adoptar algunos de nuestros métodos y terminarán por parecerse a nosotros… Si por desgracia llega ese día heredarán nuestros palacios y nuestros archivos; no serán tan diferentes de nosotros como podría suponerse”.

Palma. Ca’n Pastilla a 26 de Abril del 2016.

2 comentarios:

  1. Hace muchos años en mis manos cayo la edición de Círculo de Lectores, al que estaba adscrita mi hermana y del cual, yo hice acopio de obras. Adriano, ya me fascinaba porque era mi "superemperardor" de lo clásico, el más culto, el más abierto de mente, el más claro de ideas, revolucionario, carismático, artista , científico y buen gobernante y filósofo aparte de abiertamente homosexual para aquella época.
    El libro de Margerith me pareció sublime, y todavia me hizo más querer a la persona y al personaje de Adriano.
    Excelente extracto, aplicable para casi todas las épocas históricas, tan real y actual para hoy como para el Imperio de Adriano.

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  2. Gracias Jose Vicente. Pues a mi me ocurrió algo parecido. Ya me gustaba mucho Adriano por su helenismo, por su apego a la Atenas clásica. Por su desconfianza hacia el cristianismo. Por su cierto "liberalismo" ya en aquella lejana época.
    Pero fue a leer la obra de Marguerite Yourcenar, cuando quedé totalmente fascinado por él.
    Un afectuoso abrazo.

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