Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

jueves, 15 de agosto de 2019

EXTREMISMO. SINRAZÓN

Me parece que en mis años jóvenes, sentíamos más simpatías por la cultura y por la vida, que en estos tiempos. La vida se compone, es sabido, de muchas dimensiones, asuntos, cosas con las que tenemos que contar. Y la cultura, no es sino la fórmula armónica, que nos ayuda a hacer frente a todas, o a casi todas esas cosas.
La cultura es en efecto, o al menos esa es mi opinión, una faena de integración y una voluntad de aceptar lealmente, todo lo que, nos guste o no, esta ahí constituyendo nuestra existencia. Pero mira por donde en estos días, muchos desesperan de la cultura y parecen sentir asco hacia una vida que, seguramente, les parece pura nulidad. Aunque este asco, esta especie de odio, irá decreciendo, conforme el asunto de que se trate, sea menos central, más periférico. Bastantes se agarran a una de estas cuestiones periféricas, y niegan todo lo demás. Se refugian en un rincón de la realidad, y deciden hacer de él, y sólo de él, su vida toda. Declaran enfáticamente que sólo eso es importante, y que todo lo demás es despreciable.
Como adelantaba Ortega, muchos hombres se van, se retiran, del centro de la vida, hacia algunos de sus extremos, negando rotundamente el resto de aquella. Al impulso de integración, que para algunos supone la cultura, sucede un impulso de exclusión. En este sentido formal e inevitable, la desesperación se hace extremismo. Extremismo es por tanto, el modo de vida en que se intenta vivir, sólo desde un extremo del área vital. Como decíamos: se afirma frenéticamente un rincón y se niega el resto.
El hombre, pues, que se retrae a esa sola y única cuestión, la exagera, la exacerba y exaspera, la saca de quicio, es decir, de su lugar. Renuncia a aceptar la vida según es y, por una ficción íntima que le inspira su desesperación, la reduce a un extremo, se instala en él y hace extremismo. Y desde él combatirá el resto enorme de lo humano, negará la ciencia, la moral, el orden, la verdad… Ahora bien, a mí me parece muy discutible, que esa o cualquier otra posición extrema, se pueda adoptar con efectiva autenticidad. En el mismo sentido que me parece discutible, que alguien pueda pensar en serio que dos y dos son cinco. En tal caso, si eso ocurriera, no estaríamos obligados a creer a alguien que lo defendiera, aunque nos jurara y perjurara que es sincero, y que se dejaría matar por ello. De hecho la historia nos enseña, que el hombre se ha dejado matar muchas veces, por sostener su propia ficción. Sí, el hombre tiene una capacidad de histrionismo, que llega a veces al heroísmo.
Las épocas de desesperación, de agudo malestar, abren, por lo pronto, un amplio margen a todas las íntimas ficciones, al gran histrionismo histórico. En ellas, muchos hombres han perdido la confianza en su cultura y todo entusiasmo hacia ella, por eso están como en el aire, y son incapaces de oponerse al que afirma algo en positivo, al que se hace firme en algo. De ahí que sean épocas en que basta con dar un grito, por arbitrario que sea su contenido, para que todo el mundo se apunte al mismo (no tenemos más que pasearnos un rato, por las redes sociales). Son épocas de “chantaje” histórico.
En épocas de crisis, de exasperación, se pueden reducir a ella, todos los problemas de la vida colectiva y, en nombre de ella, arrojar de las cátedras a los más sensatos y realistas. Cuanto más absurdo y más extremo sea el extremismo, más probabilidades tiene de imponerse, aunque sólo sea pasajeramente. Recuerden los creyentes, que San Pablo daba a su fe, deliberadamente, un perfil de absurdidad y de locura, para hacerla más atractiva a los exasperados de su tiempo (baste con recordar los inicios de Podemos, hace sólo un par de años).
Las situaciones extremas, al consistir en que el hombre, no halla solución en la perspectiva normal, le lleva a buscar un escape en lo distante, excéntrico, extremo, que antes pareció menos atendido. Y no importa lo qué sea esto: su elección es siempre arbitraria. No se le afirma por lo “que es”, sino, mecánicamente, porque “no es” lo consagrado, lo usado, algunos dirían lo “burgués”. Es esencial al extremismo la sinrazón. Querer ser razonable, es ya renunciar al extremismo.
Pues eso.

Palma. Ca’n Pastilla a 12 de Julio del 2019.


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