Leyendo a G.E. Moore

Leyendo a G.E. Moore
Ca'n Pastilla 27 Marzo 2016

sábado, 23 de enero de 2016

Un "novivir"

Mi cerebro ya no es capaz de procesar más de una barbaridad, en unas pocas horas: Pablo Iglesias, Mariano Rajoy… compitiendo por la sinrazón. Me voy a retirar un par de meses por lo menos, a un monasterio con las obras de Ortega, Habermas, Montaigne y algún otro. Y me dedicaré a pensar, a reflexionar y a escribir sin ruidos, sin poder caer en la tentación de escuchar memeces. Y luego ya me lo contareis.
Para los que nos preocupamos seriamente por la res pública, por el bien de la ciudadanía, ni a base de pastillas podemos combatir esa angustia. Me va a dar otro infarto. Cuando Ortega lamentaba algo, lo lamentaba sin titubeos, cuando se deprimía, se deprimía con fuerza, con la frescura paradójica, eso sí, de un desarreglo que se combate nombrándolo, escribiéndolo, haciéndolo palabras. Con frecuencia Ortega trata de filosofía, pero no de la filosofía como asunto científico o académico, trata de la vocación intelectual que se activa con la filosofía, como arrebato irrefrenable y rapto físico, como deseo de saber y seguir sabiendo, sensación vibrante de tener un instrumento insustituible e invencible, contra la adversidad, contra el daño o la debilidad: el ejerció de la inteligencia como gimnasia del instinto, del placer en prácticas perpetuas, como vocación elegida e irreprimible.
Pensar decía, es “terror, entusiasmo, desazón, curiosidad, profunda delicia, exaltación”; es lo que se produce en nuestra vida “en sus momentos culminantes, cuando el vivir se estira, se acrece, y siendo vivir, es más que vivir”.
Pues sí, quien pudiera en estos días, pensar rodeado de silencio, leer y escribir alejado del mundanal ruido. Me temo que yo ya no soy capaz, me tendrían que pastar de nuevo. ¿Alguien comienza a añorar ya la “vieja política”.

Palma. Ca’n Pastilla a 22 de Enero del 2016.

2 comentarios:

  1. ¡Ay Emilio!, yo he llegado a tu misma reflexión. Estoy horrorizado con lo que estoy viendo. No me gusta nada de nada. En otro ámbito, hoy mismo he tenido una bronca monumental con una compañera de trabajo. Es la típica persona que se queja por todo pero no aporta ninguna solución. Es la típica persona que quema todos los puentes que tratas de construir. Me imagino que en política habrá mucho de esto. A mi me crea una grandísima frustración.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exactamente Kepa. Mucho, muchísimo de eso hay en la política. Esas izquierdas guay, chic. Eso que llamábamos en los años sesenta la "gauche divine". Esos que hablan y hablan, pontifican, dictan sentencia desde el pedestal de juez supremo, reparten certificados de verdades inmutables... Pero jamás, jamás, dan un palo al agua. Porque eso exige trabajo, mojarse el culo, ensuciarse las manos... y ahí están, impolutos en su máxima pureza.
      Un fuerte abrazo,

      Eliminar